Zunilda Borsani
Escritora y Artista Plástica

Un paseo por mi ciudad, Rambla portuaria, Montevideo - tomo 3


Un paseo por mi ciudad, Rambla portuaria, Montevideo - tomo 3

Por: Zunilda Borsani

Introducción

El arte es una actividad creadora humana que se propone despertar con sus obras una emoción estética. Es la expresión de un estado anímico, más allá de la reproducción de un objeto.

Es una comunicación entre el artista y el que la contempla.

El artista expresa a través de ella todo lo que siente, percibe, adivina, sueña, observa y comprende, a su modo, el mundo que le rodea.

Acompaño entonces a nuestros niños y niñas, a conocer las obras de los artistas y a despertar la sensibilidad de contemplación y admiración por el arte, la belleza natural de plazas y parques, admirando arquitecturas, reconociendo personajes que pueblan nuestras calles y sintiendo orgullo de ser los protagonistas de una pequeña, pero gran ciudad abierta al mundo.

La autora

Prólogo:

Una vez más, nos deleitamos con los relatos de “Un paseo por mi Ciudad”; de manera fresca, aguda e inteligente, y casi a modo de juego o aventura, vemos cómo esta particular abuela Carmela, llena de vida y conocimientos, transmite a sus queridos nietos Nicolás y Clarita cultura, valores, secretos y particularidades; recorriendo calles, zonas o barrios de la ciudad, en donde aparecen frente a sus ojos, monumentos, edificaciones, plazas y parques, que no de forma casual responden a nuestra identidad, patrimonio artístico e histórico.

Si bien el tema central son nuestros monumentos, sus autores y lo que representan o significan, se destacan también las importantes construcciones que forman parte de la vida pública.

Inevitablemente surgen nombres de personajes, calles o hechos que dan para ampliar los comentarios de la abuela y despertar en sus nietos la curiosidad por saber qué es esto o aquello.

Quizás, el aprendizaje más bello y que nunca se olvida es el que proviene de las generaciones anteriores, que con paciencia y amor nos es volcado para formarnos como personas y comprender la vida.

Lo admirable y original de este trabajo de investigación en el que se recorren tantos temas, no solo pasa por lo didáctico, sino por la forma cotidiana y amena de su narrativa de fácil acceso y comprensión para niños, jóvenes y adultos, sin dejar de lado lo profundo y afectivo.

La consigna para una sociedad mejor es “educar y educar”, aprender a querer, respetar y valorar todas nuestras cosas que van desde un monumento a una calle limpia y desde un museo a un estadio de fútbol.

Zunilda, con sensibilidad y compromiso en su labor de escritora, nos regala a todos, a la sociedad en su conjunto, la posibilidad de aprender y educarnos.

Decía José Pedro Varela “Educar es el único medio posible de satisfacer las necesidades de la democracia, de cumplir con las exigencias de la República” y nos enseñó que los únicos bienes que no se pierden una vez adquiridos son, justamente, los que resultan de la educación.

Por último, a modo de epílogo de estas líneas, cierro con palabras de Zunilda Borsani.

Los ojos que ven realmente, son aquellos capaces de mirar, sentir, oír y comprender. Son los ojos que miran desde lo más profundo de nuestra existencia. Z.B.

Rubens Fernández Setiembre, 2011

—¡Nicolás, Clarita! —gritaba mamá. —Vamos, la abuela está esperando. Papá y yo tenemos que salir a controlar una obra y luego trabajar mucho en el proyecto.

Nuestros padres son arquitectos pero, como dice Carmela, también son artistas. Ya estamos acostumbrados a oír ciertas palabras como ...obra, encofrado, cimientos, reciclaje y muchas más. Nos gusta ver a nuestros padres trabajar sobre la mesa de dibujo y la computadora, donde ponen y sacan datos del proyecto. A veces me quedo observándolos y admirándolos, también. Los quiero mucho y me gusta compartir con ellos todos los momentos que pueden, pero con Carmela es diferente.

Nunca pensé qué carrera elegiré cuando sea grande y creo que mi hermana tampoco pero, eso sí, nos gusta meternos entre los dibujos y pinceles. Algunas veces sueño que soy arquitecto y debo construir muchas casas, pero me muero de miedo pensando que podrían derrumbarse.

Mamá siempre dice que tenemos que estudiar mucho, que debemos hacerlo sin mentirnos a nosotros mismos, aprender para conocer y saber sobre lo que estamos estudiando. A mí me encanta todo lo nuevo, lo desconocido, me atrapa todo lo que hacen mis padres, es fascinante.

—¿Prontos? —preguntó mamá.

—Sí mami, ya estamos listos —respondimos al mismo tiempo.

Estábamos ansiosos por llegar a lo de la abuela. Su casa tiene una magia especial, algo inexplicable, no sé cómo contarles lo que siento en ella.

Por fin subimos al auto alegres y felices. Cuando vamos a su casa, siempre siento dentro de mí un cosquilleo que me sube hasta la garganta, quiero correr y gritar de alegría. Yo quiero mucho a Carmela, a mis padres, a mi hermana. Todo lo que me rodea me hace muy feliz, pero la casa mágica de mi abuela es impresionante...

El cielo no estaba muy claro, algunas nubes tapaban el sol por momentos, pero el aire era cálido y Carmela nos esperaba allí como siempre, en la ventana del taller, husmeando nuestra llegada. Desde el frente, al bajar del auto pude ver sus ojos, brillantes y movedizos, seguros y alegres. Corrió a nuestro encuentro, nos abrazó con cariño, y luego se despidió de nuestros padres...

—¡Hasta mañana muchachos! ... ¡Ah pillines! ¡Ni se bajan, eh! Mañana los espero. Adiós, adiós.

—Abuela —interrumpí— se van apurados porque nos dormimos y tienen una obra que controlar.

—Lo sé. ¿Para qué tienen las abuelas a sus nietos? Pues para disfrutarlos como disfrutaron a sus hijos y aún más, para darles todo el tiempo del mundo.

Carmela es así, nos da todo su tiempo y comparte sus conocimientos con nosotros; claro, ella no tiene tantas cosas para hacer como nuestros padres, su tiempo es diferente.

—Abuelita, ¿dónde iremos hoy?

—¿Ya desayunaron?

—Sí —respondimos a un tiempo— fue medio rápido y te trajimos una torta de naranja que mandó ayer la tía Carolina porque sabía que hoy vendríamos a tu casa.

— ¡Hum, qué rica! La dejaremos para la merienda pues ya nos vamos a recorrer la Rambla Portuaria.

Carmela se puso su tapado y calzó su sombrero con dinamismo, luego nos tomó de las manos y nos marchamos a tomar el ómnibus...

El viaje fue divertido, subió mucha gente, hasta actores y músicos con instrumentos de viento, pero Carmela estaba atenta a las calles por las que transitaba nuestro ómnibus.

—Esta calle por la cual vamos se llama Avenida del Libertador Brigadier General Juan Antonio Lavalleja, ustedes ya conocen ese nombre.

¿Verdad Nicolás?

—Claro abuela, lo conocimos en el paseo del Palacio Legislativo.

—Correcto, no recuerdo si les conté que antes se llamaba Avenida Agraciada y que su nombre se debió al lugar donde desembarcaron ¿quiénes, Nicolás?

—Los Treinta y Tres Orientales, abuela.

—¿Y dónde desembarcaron, Clarita?

—En la Playa de la Agraciada.

—Perfecto ¡recuerdan un montón! Saben que Agraciada era un bajo arenal del departamento de Soriano y se cuentan muchas cosas sobre este nombre... como, por ejemplo, que se llamaba así por una hermosa paisanita que había nacido en ese lugar y a quien bautizaron con tan delicado nombre. Otros dicen que viene de la alteración del primitivo nombre de Graseada, pues era el lugar donde los faeneros coloniales desgrasaban al ganado cimarrón.

—Eso no lo sabía, abu.

—Bueno, ahora conocemos un poquito más.

Mientras mi abuela nos explicaba, yo observaba a los pasajeros, totalmente ajenos a nuestras aventuras, cada uno en su mundo, interrumpido algunas veces por vendedores que subían o cantores que interpretaban alguna canción por unas monedas. Es un mundo diferente. Yo me pregunto:

¿cuánta gente conoce las cosas fantásticas que tiene nuestra ciudad? Miro a mi abuela y recuerdo las palabras de mi padre: “Ustedes son privilegiados al tener la abuela que tienen”. Es cierto, ¡cuánto aprendemos con ella!

—Muchachitos, hemos llegado. Bajemos con cuidado. Estamos en la calle La Paz, cuyo nombre se debe a la principal ciudad de la República de Bolivia.

—Está en América del Sur, ¿verdad abuelita?

—Sí, es un país con muchos indígenas. La Paz está edificada a una gran altura... Pero seguiremos y nos detendremos en esta plaza llamada Isabel de Castilla, esposa del Rey Fernando de Aragón.

Ambos contribuyeron a la unión política, territorial y religiosa de España. Fueron llamados los Reyes Católicos y apoyaron a Cristóbal Colón en sus viajes, cuyo proyecto era encontrar una nueva ruta a las Indias.

Este monumento se llama España al Uruguay y fue donado por los españoles residentes en nuestro país. Fue realizado por un español llamado José Clará Ayats. Todo lo que sé de él es que se formó en el Impresionismo de Rodin... Bueno, tengo que decirles, antes que me pregunten, que Auguste Rodin era un impresionista con una fuerza expresiva muy grande en todas sus obras, hay una muy conocida que se llama “El Pensador”. Si quieren luego en casa les muestro una foto.

—Sí, abu, yo quiero.

—Y yo también —agregó Clara. ...

Esto ha sido una pequeña muestra del libro, si deseas obtener el mismo comunícate con la autora haciendo clic aquí.


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